Si este afirmación se impone en más de un paradigma de la sociedad, no deberían plantearse muchos artistas modernos que a las personas no les agrada comerse la cabeza con escenarios compuestos por una luz amarillenta y un cubo de charol al fondo. Es probable que estemos viviendo algo parecido a la época del Romanticismo, donde artistas como Delacroix regresaban a Grecia, donde la gente se sentía cómoda y reflejada, donde los espectadores entendían de que se les está hablando, y poco a poco dieron paso a obras que reflejaban sus días, pero el arte continuaba formando parte de su historia y no les hacia ajenos a ella.
4.3.12
De lo galáctico al vintage I+D
"Me gusta tu chaqueta", "es de cuando mi madre tenía veinticinco años". No cabe duda que lo que hoy marca nuestros gustos es el aire del pasado, esa ventisca que han traído del armario de la ropa vieja guardada en el desván muchos y muchos, y que todos nos preguntamos porqué ha sucedido. Igual que ocurre en ocasiones con el cine, no puedes ir por la vida sin haber visto los "clásicos", o eso dicen siempre que alguien cuenta que no ha visto Casablanca. Entonces bien, si creemos que estamos inventando algo estamos equivocados. Debe existir una especie de ciclo, un recorrido que envuelve los ámbitos de creación artística que hace que regresemos al pasado, que lo convertimos en nuestro presente y no sabemos que haremos en el futuro. Lo cierto es que si ponemos delante de nosotros un armario fabricado en madera con una capa de pintura blanca algo desgastada con un armario metálico que no sabemos bien que forma simula y nos desconcierta, escogeríamos sin ninguna duda la primera opción, ese aspecto de aire romántico, de novela de Jane Austen que nos envuelve en un clima cálido y apacible y no perturba nuestra tranquilidad.
Si este afirmación se impone en más de un paradigma de la sociedad, no deberían plantearse muchos artistas modernos que a las personas no les agrada comerse la cabeza con escenarios compuestos por una luz amarillenta y un cubo de charol al fondo. Es probable que estemos viviendo algo parecido a la época del Romanticismo, donde artistas como Delacroix regresaban a Grecia, donde la gente se sentía cómoda y reflejada, donde los espectadores entendían de que se les está hablando, y poco a poco dieron paso a obras que reflejaban sus días, pero el arte continuaba formando parte de su historia y no les hacia ajenos a ella.
Si este afirmación se impone en más de un paradigma de la sociedad, no deberían plantearse muchos artistas modernos que a las personas no les agrada comerse la cabeza con escenarios compuestos por una luz amarillenta y un cubo de charol al fondo. Es probable que estemos viviendo algo parecido a la época del Romanticismo, donde artistas como Delacroix regresaban a Grecia, donde la gente se sentía cómoda y reflejada, donde los espectadores entendían de que se les está hablando, y poco a poco dieron paso a obras que reflejaban sus días, pero el arte continuaba formando parte de su historia y no les hacia ajenos a ella.
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Tal vez lo que tiene el hombre actual es una nostalgia por un pasado en el que existía una realidad objetiva y a la que se tenía que adecuar. Una realidad en la que encontraba la Belleza y la Verdad. El desconcierto del hombre del siglo XXI está causado por un relativismo en el que se encuentra perdido y solo. Es precisamente esa conciencia individualista,que le permite decidir a su libre albedrío sobre lo que es bueno y malo y, por lo tanto, sobre lo que es bello y no lo es.
ResponderEliminarSí, aprendamos del pasado, de nuestra Historia y de nuestro Arte. Aprendamos,sobre todo,a mirar en el fondo del corazón del hombre, para conocernos, encontrarnos y así poder darnos.
Marie... tu blog me hace pensar!!