6.3.13

No todos pedimos Coca-Cola








El pasado fin de semana estuve en la Feria Flecha, organizada por artistas de una manera  independiente en Arturo Soria Plaza, un centro comercial. Las obras mezcladas con los escaparates consiguen que a veces tu cerebro confunda los maniquis o modelos de las fotografías que cubren todo el cristal con las esculturas que llenan las dos plantas. Esta feria es un ejercicio interesante para concienciarnos de la constumbre que tenemos de ver cuadros en un espacio con paredes blancas y en silencio.Un ejemplo de como poder crear un atmósfera que te invite a dejarte llevar por sus obras en un espacio poco convencional.

Y es en este punto donde deberíamos preguntarnos si lo idóneo es hacer lo que estipuladamente se dice que es correcto o, ¿por qué no probar a decir lo mismo de una manera distinta? Sino probamos a desafiarnos nunca, puedo afirmar que perderemos muchas cosas que podríamos haber descubierto si esa luz que se colaba por la ventana y dejaba ver algo la hubiésemos abierto de par en par. Podemos contar una infinidad de mensajes de mil y una formas, pero siempre que pasemos esa línea habrá dudas, miedo  y nos preguntaremos que habría ocurrido. Ser audaces y no tener prejuicios al abrir esa ventana e invitar a los demás a que se sumen a nuestra causa.

Y es por esto que estoy del lado de los espacios poco convencionales para crear la atmósfera narrativa que tienen los cuadros, etc. Los museos son en sí obras de arte desde un punto de vista arquitectónico y rebasan el mundo clásico, pero sentarte en el banco de un parque o en un bar mientras disfrutas bebiendo una cerveza con algunos de tus amigos siempre generará nuevas propuestas marcadas por el contexto, aunque no debemos de dejar de visitar una vez al menos las piezas de una manera individual, solos, porque ese día nos hablarán de esos íntimos secretos que no nos contarían cuando estamos acompañados.






















































14.11.12

International jobs

Y sí, de diseño va la cosa y cada vez más este pequeño rincón se va en este terreno y sobre todo, por el hand made u otros palabros. Veamos. Una libreta pueden ser unas simples hojas donde escribir, pero, ¿ por qué no hacer de ella un lugar en el que te apetezca anotar cosas? ¿O crear un clima cálido en tu habitación o en tu  agencia con elementos muy accesibles y dándole un aire original? Propuestas así hay muchas, pero esta mañana mi amiga Ana que está  en Sydney con los canguros me dijo "he encontrado una papelería que te chiflaría" y yo velózmente fui a averiguar de que se trataba.

El descubrimiento lleva por nombre kikki-k y fijaos las vueltas que da la vida que tiene sede física en Australia y Singapur (mis queridos singapureños a los cuales me gustaría volver a visitar...) Os dejo con unas cuentas propuesta dentro de su página, dentro de ese estilo cada vez más demandado por su limpieza y simpleza que a mi tanto me encanta. Podéis encontrar aquí incluso pasos para hacer de tu despacho un lugar al que te apetezca ir, o tarjetas especiales para alguien especial o millones y trillones de ideas.









13.5.12

Azul piscina

David Hockney. La primera vez que supe algo de él fue en mi primer viaje a Londres cuando visité el Tate. Captó al instante mi atención por esos lienzos tan grandes que ocupaban paredes enteras. Salió publicado un artículo de varias páginas sobre su vida y obra en El Cultural y me zambullí a la piscina. Pintar al plain air. Esto nos suena cuando en clase nos hablaban de los impresionistas, que audacia la suya la de salirse de su estudio! Pero que monotonía la de pintar algo haciendo solo el esfuerzo de imaginarlo, que a la vez es el ejercicio más difícil.

Pero si que puede resultar cuestionable la vida de un artista pegada toda ella en un caballete clavado en un estudio, ¿no? Las historias que contar están en la calle, los colores están en los ojos de la gente y sus caras, sus arrugas se cuentan lentamente con las yemas de los dedos. Las láminas mienten, y el caballete queda reducido a una silla donde enseñar a mover la muñeca, pero cuando está quiere explorar debemos abrir la puerta.

Hockney apuesta porque el artista se adentre en el rincón más efervescente del planeta y que hable, que cada mes sea una nueva historia que contar con colores diferentes. No permanecer parados ante los cambios del mundo, y responder con sentido común y autocrítica. Sus cuadros son una especie de fotografías robadas de carretes y coloreadas en ratos libres con temperas, cada hoja un color propio, cada sonrisa un guiño de ojos.









7.5.12

Viento dentro.

Sólo él siguió el paso que había recorrido hasta aquí. 
Andar lo conocido y vuelta a empezar. Sólo él tenía el mapa de los pasos atrás que había que dar. 
Su boca se abrió, murmullos. 
Creímos oír palabras, palabras embotelladas en alma de poeta que prueba su coartada como un sinnombre. 
Sacó un billete en el metro, uno sencillo sin vuelta a casa.
Maletas le perseguían conscientes de que no volveríamos a aparecer jamás. 
No ves, tan sólo ellas le siguen, aunque existan dos islas, existe una calle que conecta entre las dos, que está llena de gente y conversaciones que aparecen y desaparecen entre la niebla que habita en la ciudad. Y no van a hablar, las puertas del metro se abren y cierran y él no sale de dentro, su vuelo le espera, las maletas aguantan sus ganas de volar. 
Fuera está frío, el viento ha transformado la ciudad en un lugar donde las caras no se ven cuando paseas por la avenida principal. Ellos esperan, nadie les dice de pasar. Cruzan la calle y sopló más viento. Purpurina y algo más.









16.4.12

Paseo entre azulejos








Hace exactamente una semana llegué de Roma, y bien sabéis todos los que allí habéis estado, que cualquiera de sus calles es interesante, ninguna tiene desperdicio. Cada ciudad esconde algo muy íntimo que quiere contar, como un secreto a voces pero que cada persona recibe igual no en su primera visita, pero si en la segunda. Como una película que ves por primera vez y a la segunda, entiendes el porqué de pequeños detalles que no habías observado con atención.

La sencillez con la que unos pocos disfrutan mirando por una rendija de una ventana y contemplando una parte de una ciudad, en silencio, sin miradas que sacudan el aire, crear el clima apropiado donde crecen los significados de las palabras de la ciudad. Rincones polisémicos, distintos para cada uno de nosotros, pero todos como pequeños diarios escondidos que de vez en cuando leemos.

Tuvimos la suerte de poder asistir a una charla con el arquitecto que sigue los pasos de Gaudí en el proyecto de la Sagrada Familia, Etsuro Sotoo. Nos habló de ese concepto tan ambiguo que es la belleza y sus múltiples facetas. Pero, ¿dónde está? Dentro de cada uno de nosotros, funciona como una caja de resonancia que a veces vibra y a veces no. Poseemos algo que nos caracteriza, embruja el cuerpo, hace parecer distinto en algunas ocasiones
y tan desapercibido en otras.
¿Por qué nos sentimos más cómodos en unas ciudades qué en otras? Tal vez ellas también posean una caja de resonancia que les hace bellas, llenas de formas y colores que alimentan una historia y conectan quizás con la caja nuestra.

4.3.12

De lo galáctico al vintage I+D

"Me gusta tu chaqueta", "es de cuando mi madre tenía veinticinco años". No cabe duda que lo que hoy marca nuestros gustos es el aire del pasado, esa ventisca que han traído del armario de la ropa vieja guardada en el desván muchos y muchos, y que todos nos preguntamos porqué ha sucedido. Igual que ocurre en ocasiones con el cine, no puedes ir por la vida sin haber visto los "clásicos", o eso dicen siempre que alguien cuenta que no ha visto Casablanca. Entonces bien, si creemos que estamos inventando algo estamos equivocados. Debe existir una especie de ciclo, un recorrido que envuelve los ámbitos de creación artística que hace que regresemos al pasado, que lo convertimos en nuestro presente y no sabemos que haremos en el futuro. Lo cierto es que si ponemos delante de nosotros un armario fabricado en madera con una capa de pintura blanca algo desgastada con un armario metálico que no sabemos bien que forma simula y nos desconcierta, escogeríamos sin ninguna duda la primera opción, ese aspecto de aire romántico, de novela de Jane Austen que nos envuelve en un clima cálido y apacible y no perturba nuestra tranquilidad.

Si este afirmación se impone en más de un paradigma de la sociedad, no deberían plantearse muchos artistas modernos que a las personas no les agrada comerse la cabeza con escenarios compuestos por una luz amarillenta y un cubo de charol al fondo. Es probable que estemos viviendo algo parecido a la época del Romanticismo, donde artistas como Delacroix regresaban a Grecia, donde la gente se sentía cómoda y reflejada, donde los espectadores entendían de que se les está hablando, y poco a poco dieron paso a obras que reflejaban sus días, pero el arte continuaba formando parte de su historia y no les hacia ajenos a ella.





27.2.12

Menos a veces es más.

Horror vacui. Eso es lo que debieron sentir muchas de las actrices que se codearon en los Goya. A veces más vale un mensaje simple y sencillo que envuelva más de un millón de significados para cada persona que querer decir mucho y no saber como. Sutil pero directo. Son muchos los artistas que han logrado hacer algo realmente significativo con poca tela, o con poca mancha de pintura en sus lienzos y apenas se ha dicho que sean "peores" que otros. Y como ya todos sabemos, antes se podían encontrar maniatados y sin libertad creativa, pero hoy por hoy, un brochazo a tiempo puede suscitar algo en el espectador que le detenga y permanezca minutos en silencio, con un folleto arrugado y desteñido entre sus manos, delante de lo que está viendo, o simplemente puede considerarlo una tomadura de pelo.

Cuando los libros dicen que la fotografía se alimentó en sus primeros pasos de la pintura, sintetizo en mi cabeza que es cierto gracias a Irving Penn, uno de estos grandes fotógrafos de los que el nombre ya te suena y no puedes evitar espiar un poco su andadura por el mundo dentro de la fotografía. La elegancia siempre ha sido una buena carta para quedarte con el público y que hablen de ti por los siglos de los siglos.











28.1.12

1940

Ya desde hacía tiempo le había visto pasar junto a mi ventana. Nunca creí en el destino, el azar o la suerte pero desde ese día mi vida se vio sacudida por una enorme tempestad. Como cada mañana me tomaba un café ardiendo y salía por la puerta con una manga de ese abrigo de pelos que mi madre me había regalado desde que dejé de aumentar de altura. Eran días fríos en la ciudad, estaba totalmente acostumbrada a este tiempo y cualquier queja de los turistas que asolaban la ciudad con sus cámaras enormes me resultaba cómico y no podía evitar esbozar una sonrisa cuando oía sus palabras malsonantes y al cruzar la esquina empezaba a reírme sola, como a alguien quien le han contado un chiste hace unas horas y no puede evitar reírse cada vez que lo recuerda.

Me esperaban en el estudio. Como siempre mi falta de puntualidad se hacia notar y ya llevaba varios toques de atención, sino hubiese sido mi jefe un viejo conocido de mi padre me habrían despedido en la primera semana. Trabajaba en una vieja tienda de antigüedades, y si pensaba que iba a llegar excesivamente tarde cogía un croissant o algo que rompiese con el ceño fruncido de mi jefe que me esperaba en la tienda para colocar las nuevas cajas que habían llegado. Era un señor algo corpulento, con una mirada triste que se enfrascaba en los textos de libros de autores enamorados del siglo XX o pasaba horas contemplando los espejos a los que parecía adorar.

Cuando llegue me dio la regañina oportuna. A día de hoy creo que afirmar que era algo así como un ensayo que tenía preparado y reinventaba alguna frase ya fuese por el día de la semana en el que nos encontráramos o por sus largos años vividos que pesaban ya sobre su físico.